Innumerables historias extrañas en torno a un desierto llamado "Zona Silenciosa" en México la hicieron famosa.
Innumerables historias extrañas en torno a un desierto llamado "Zona Silenciosa" en México la hicieron famosa.
En todo el mundo hay ondas de radio, teléfonos móviles, señales de televisión y muchas otras formas de radiación. Pero ninguna señal de radio puede entrar o salir de la Zona del Silencio, asegura National Geographic.
Situada a unos 640 km al sur de la frontera entre México y Estados Unidos, la Zona del Silencio es un desierto en México al que la mayoría de la gente no quiere ir. Si hay algún problema aquí, los viajeros no podrán llamar a los teléfonos móviles ni hacer señales para pedir ayuda. Además de serpientes venenosas, escorpiones, plantas silvestres y cactus, la Zona Silenciosa está llena de animales de formas increíbles, plantas misteriosas e innumerables formaciones rocosas extrañas.
Desde el siglo XIX, se han descubierto muchas anomalías en la Zona Silenciosa. Por ejemplo, los granjeros vieron meteoros que se estrellaban en ese desierto. Más tarde, los científicos encontraron un meteorito en la Zona Silenciosa que era más antiguo que el sistema solar. En 1930, un piloto mexicano llamado Francisco Sarabia se dio cuenta de que el avión que pilotaba no podía transmitir señales de radio mientras sobrevolaba la Zona Silenciosa. Cuarenta años después, un cohete estadounidense se desvió de su trayectoria y se estrelló tras sobrevolar el desierto.
En 1972, la etapa superior del Saturno -el tipo de cohete propulsor del Apolo- también se estrelló mientras volaba sobre esta zona. El Departamento de Defensa de EEUU envió un equipo de expertos a México para investigar, pero no sacaron ninguna conclusión.
Tras esos incidentes, el gobierno mexicano construyó un complejo de investigación en el desierto para estudiar animales y plantas. Sin embargo, la opinión pública cree que los investigadores también estudian fenómenos inusuales. De hecho, los científicos han observado que una densa capa electromagnética ha cubierto la Zona Silenciosa durante miles de años. La fuerte atracción de esa capa electromagnética ha provocado la caída de innumerables meteoritos en el desierto. Las lluvias de meteoritos aparecen por encima de la Zona Silenciosa con más frecuencia que en sus inmediaciones.
Se han registrado una serie de fenómenos extraños en la Zona del Silencio. Los guardianes del bosque cercanos al Silencio dicen haber visto luces misteriosas en la noche, objetos voladores que aterrizan verticalmente y que incendian los arbustos de abajo, orbes que vuelan.
La prensa publicó una vez una historia sobre la visita en coche de una pareja a la Zona del Silencio. Cuando llegaron allí, apareció de repente una tormenta. Los dos decidieron dar la vuelta, pero se encontraron con que sus ruedas estaban hundidas en el barro y no podían moverse. Justo cuando la pareja se sentía desesperada, aparecieron uno o dos hombres muy altos vestidos de amarillo. Dos hombres empujan el coche para sacarlo del barro. Cuando la pareja salió del coche para dar las gracias a los dos hombres, éstos no aparecían por ninguna parte. Miraron atentamente la zona de barro alrededor del coche pero no vieron ninguna huella.
Una familia de agricultores cercana a la Zona Silenciosa informó de que tres personas altas con pelo largo y rubio visitaban regularmente su casa. Los tres, dos hombres y una mujer, hablaban español con fluidez y sólo pedían agua, pero nunca comida u otras cosas. Cuando se les preguntó de dónde venían, los tres respondieron: "Del cielo".
La historia de un científico que participó en el proyecto de investigación Zona Silenciosa del gobierno mexicano también atrajo la atención del público. El científico contó que una vez se perdió en el desierto. Mientras deambulaba, vio aparecer a tres rubios, también dos hombres y una mujer. Le llevaron al centro de investigación.
Un equipo de noticias de un canal de televisión también fue ayudado por unos desconocidos tras quedarse atrapado en el desierto durante un chaparrón. Dijeron que los extraños llevaban largos impermeables y capas, cosas que los humanos no podían ver en el desierto.
